El niño adoptado: La importancia de la evaluación psicológica

Basado en el artículo “No puedo relacionarme con mi hijo; niño adoptado y niño autista”, de nuestra compañera Ana Cogolludo Núñez.

En la actualidad, los casos de adopción han aumentado considerablemente en nuestro país, siendo cada vez mayor la necesidad por parte de los profesionales de la salud y la atención a la infancia de aumentar sus conocimientos al respecto y poder ofrecer así un buen servicio a las familias con niños adoptados.

El niño adoptado requiere una especial atención al encontrarse dentro de un grupo de riesgo de padecer enfermedades médicas o psicológicas, debido a su historia de carencias nutricionales, afectivas, de estimulación, aprendizaje, etc. que han podido darse durante los primeros meses (o incluso años) de su vida y que normalmente se desconocen debido a la poca información que se proporciona sobre el pequeño. Asimismo, son frecuentes los casos en los que no hay datos sobre los antecedentes familiares y que son fundamentales para comprender el desarrollo médico y cognitivo posterior del niño.

Por todo ello, es imprescindible que a su llegada a España los padres adoptivos acudan a los profesionales médicos para que evalúen el estado general de salud del niño. Aunque la valoración que se lleva a cabo normalmente se centra en las patologías físicas, también se deben revisar los aspectos relacionados con el ámbito de la psicología y del desarrollo general (cognición, lenguaje, atención, aprendizaje, socio-emocional). Es importante que los padres adoptivos sepan que su hijo puede presentar retraso en la adquisición de ciertas capacidades, incluyendo aquéllas que permiten establecer relaciones emocionales con los demás.

Un ambiente de origen poco adecuado y con escasos recursos, unido al cambio generado por la adopción (cambios en la vinculación afectiva y en el contexto familiar, social y lingüístico) y a las consecuentes demandas del entorno, puede favorecer la aparición de comportamientos inadecuados en el niño: dificultades en la comprensión y expresión de emociones, conductas de aislamiento, de resistencia a ser atendidos o consolados o, al contrario, parecer excesivamente desinhibidos (presentando comportamientos emocionales similares tanto con sus padres como con los desconocidos). Tales conductas son comprensibles y, hasta cierto punto, esperables, y lo normal es que con el tiempo disminuyan, a medida que el niño se vaya adaptando a la nueva situación.

No obstante, puede ocurrir que el niño no evolucione como se esperaba y que sus alteraciones comportamentales se mantengan. De ser así, es fundamental que los padres acudan a consulta para que se lleve a cabo una evaluación psicológica y se valore la necesidad de iniciar un tratamiento encaminado a intervenir sobre las dificultades que el niño presenta. La evaluación es imprescindible en estos casos porque permite identificar o descartar la existencia de alteraciones graves en el desarrollo, siendo el autismo la patología más severa.

Más información:

¡Quiero adoptar!
Alicia Fernández-Zuñiga, Carolina Rodríguez, Aurora Moya, Jorge E. Morgado

Editorial Ediciones CEAC. 2009

Después de adoptar

Alicia Fernández-Zuñiga, Carolina Rodríguez, Aurora Moya, Jorge E. Morgado
Editorial Ediciones Ceac. 2009

CARMEN MANTECA MERINO

Psicóloga

EQUIPO ILD PSICOLOGÍA

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